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Mi experiencia con el chupete

Tengo que deciros que de entrada para mi caso en particular no le veo mucha utilidad al chupete.

El chupete se inventó como un sustitutivo del pecho. Los bebés tienen necesidad de succionar más allá de cuando comen. Succionar les da paz, les calma, les hace sentir bien. La naturaleza nos ha dotado de no uno si no dos de estos instrumentos de alimento y bienestar, los dos pechos con sus respectivos dos pezones.

En sociedades como la nuestra en que las mujeres rápidamente se separan de sus bebés ya sea por motivos laborales o culturales (que se acostumbra a los brazos, que “aprenda a ser autónomo”, etc.) se busca una forma de satisfacer la necesidad de succión sin que el bebé tenga acceso al pecho: el chupete.

Esa es la idea en términos generales. Cuando el bebé busca consuelo, en vez de encontrar a la madre encuentra un instrumento de plástico.

Me hace gracia cuando la gente te dice la típica tontería de “te utiliza de chupete” cuando le ofreces a un bebé el pecho para calmarlo. Pero a ver, si el chupete se inventó precisamente para sustituir al pecho, ¿no será al revés? ¿que usa al chupete de pecho?

Por eso, mi opinión es que hay que ser cautos. Por ejemplo, me planteé introducir el chupete para ir en coche, ya que mi hija lo odia con todas sus fuerzas y al estar en la sillita, tener que llevar los cinturones abrochados, etc. hace inviable darle el pecho para calmarla.

Pero lo cierto es que el experimento salió mal. Primero de todo porque ella nunca lo ha aceptado. Segundo, porque yo no me sentía bien. Por lo tanto, no era una opción que me resultara cómoda a nivel personal. 

No me siento cómoda porque creo que vivimos en una sociedad donde los niños tienen demasiadas cosas. Les enseñamos a buscar consuelo en cosas: un cacho de plástico en vez de un pezón, una mantita en vez del abrazo de mamá, una hamaquita que se mece sola en vez de portearlos…

Luego nos sorprendemos de que vivimos en una sociedad consumista. ¡Pero si desde el principio hemos fomentado que satisfagan sus necesidades emocionales a través de cosas y no de personas!

Cuando me dicen que la malcrío abrazándola cuando necesita afecto y que le dé un peluche o un chupete, me planteo:

Si necesito afecto de mi marido, ¿es lo mismo ir a mi marido y abrazarle que coger a un muñeco hinchable? Seguramente con el muñeco salga del paso, pero vaya, no creo que haya color sinceramente.

¿Por qué exigimos a los niños que satisfagan sus necesidades a través de cosas entonces? Una de las respuestas que se me ocurren es que vivimos en una sociedad adultocentrista, donde las necesidades del niño no sólo molestan (y por ende deben ser adiestradas y neutralizadas) si no que son consideradas de segunda categoría (el niño no sabe lo que quiere y es el adulto el que debe enseñarle qué tiene derecho a necesitar y qué no y en qué momento).

También hoy en día vivimos en la era de la inmediatez. En vez de tomarnos el tiempo de calmar al bebé en nuestros brazos, con palabras suaves, caricias… mucha gente prefiere sencillamente dar un chupete. Algunos conocidos definen el chupete como un “botón de apagado”. A mí personalmente la expresión no me hace gracia, pero a cada cual lo suyo.

Y no, con este post no quiero demonizar al chupete, pero sí cuestionar el uso que demasiado frecuentemente se hace de él. Al respecto encuentro muy esclarecedora una de las respuestas que da la asesora de lactancia Anna Morales en esta entrevista:

* ¿Qué pasa con el CHUPETE? ¿Entorpece o facilita la lactancia?

Yo soy una gran detractora del chupete y que conste que mi primera hija tuvo chupete y por eso soy detractora porque lo he utilizado. Mi segundo hijo nunca lo ha tenido.

El chupete para niños alimentados con lactancia artificial es necesario porque necesitan chupar pero para un niño amamantado el chupete es absolutamente INNECESARIO y es más, puede crear confusión de succión. Porque para chupar el chupete tiene que cerrar la boca y para mamar tiene que abrirla. Todo lo que chupa del chupete es algo que debería mamar del pecho.

Los dentistas y los médicos lo saben muy bien: impiden un buen desarrollo mandibular, provoca muchos problemas dentales, etc.

Pero para mí, lo terrible del chupete es lo que dice Casilda Rodrigañez“los brazos que no hay alrededor de él”. Es decir, se comienza utilizando el chupete un momentito porque “estoy ocupada”, “estoy haciendo los macarrones”, el bebé así se consuela y  después cada vez vamos aumentando la frecuencia de poner chupete y llega un momento que no podemos salir de casa sin él. No los niños sino nosotras.

Y al final, el niño se hace adicto al chupete. Adicto significa que el niño se apega al chupete. Y después no nos extrañe que los niños tengan trastornos de vínculo. Porque claro, el niño que se apega al chupete lo que necesita son BRAZOS. Es bastante triste ver a un niño chupeteando un chupete, ¡¡solo!!

Porque esa es otra, el chupete es muy necesario en bebés alimentados con biberón para satisfacer sus necesidades de succión (disminuye el riesgo de muerte súbita, así de importante es esta necesidad), pero en el caso de bebés amamantados se puede cargar las lactancias si lo introducimos demasiado pronto debido al síndrome de confusión de pezón.  El chupete es un mal aliado de la lactancia cuando ésta aún no está perfectamente establecida.

En este aspecto me preocupa ver que uno de los regalos típicos para una embarazada es el chupete o el típico cordoncito sujeta chupetes. Es algo que se hace sin maldad pero puede interferir con la voluntad de la madre de dar el pecho si no tiene información al respecto.

Dicho esto, como ya os he comentado cuando valoré la opción del chupete para el coche busqué uno que estuviera hecho con materiales naturales y que tuviera el mínimo de parafernalia. Me decidí por este que veis en la foto de Hevea.

Los productos de goma de Hevea están hechos de goma natural procedentes del árbol Hevea Brasiliensis (de ahí el nombre de la empresa). Los chupetes que no están hechos de goma natural están fabricados a base de derivados del petróleo, circunstancia que a mí personalmente no me hace sentir cómoda (esto son opciones de cada uno).

Peque A nunca lo ha querido, así que lo hemos conservado como juguete. Está en la caja de cachivaches con los que se entretiene y cuando lo pilla lo muerde y rechupetea por todos lados menos en la tetina y poca cosa más.

Un abrazo.

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