Alimentación,Cuidados,Lactancia

La alimentación de nuestros hijos, de Montse Bradford

Pedí este libro en la biblioteca, La alimentación de nuestros hijos, de Montse Bradford, porque me lo recomendó una conocida.

Está dividido en dos partes. La primera donde nos explica qué es la cocina energética y cómo influye la alimentación en nuestro humor, niveles de energía y vitalidad en general. La segunda donde hay un compendio de recetas.

Empiezo a hablaros de la segunda parte. Me parece muy bien. Son sencillas pero sabrosas. Cabe destacar que todo son recetas vegetarianas, aunque sin más dificultad las recetas basadas en tofu o seitán podría sustituirse por carne o pescado.

Dado que el libro insiste tanto en la vida sana y la alimentación sana, entiendo que también tiene conexión con comer de forma ecológica. Si compráis en tiendas de comida eco sabréis que las hortalizas o ingredientes sólo están disponibles dependiendo de las estaciones. Echo en falta quizá que las recetas se ordenaran según calendario de disponibilidad. Pero esto ya hubiera sido para nota.

Respecto a la primera parte. Me cuesta tomármelo enserio porque como sabéis manejo bastante del tema lactancia materna y algunas de las afirmaciones que hace el libro son para cogerlas con pinzas.

Para empezar, su visión del post parto como un momento de reposo total. ¿Por qué? Una cosa es invertir tiempo en reforzar la díada madre-bebé, pero a nivel físico una madre que ha tenido un embarazo y parto normales, donde se ha respetado su ritmo fisiológico y sin intervenciones innecesarias, está perfectamente.

Lo que más me duele es que aunque de forma directa no mete la pata, sí creo que contribuye con muchas de sus afirmaciones a múltiples de los mitos que posteriormente tienen un impacto muy negativo en los índices de lactancia materna.

Aunque habla de los beneficios de la lactancia, no deja de hacer afirmaciones ambiguas como las siguientes:

“Es normal que durante los primeros días nuestro bebé mame muy frecuentemente. Poco a poco, iremos espaciando las tomas entre tres o cuatro horas, o cuando él nos lo pida.” 

¿Un poco contradictorio no? ¿Espaciamos las tomas o cuando nos lo pida? (Spoiler: el pecho es a demanda)

“Las madres, al amamantar por reclamo, tendemos a dar el pecho a nuestro hijo cada vez que llora, sin preocuparnos demasiado de sus necesidades reales y sobrealimentándolo, cuando puede que sus necesidades reales sean otras.”

Es rotundamente imposible sobrealimentar a un niño amamantado. Un niño si no le da la gana no mama, y esto lo he comprobado millones de veces. Sí sabemos que un niño de biberón puede estar sobrealimentado. Recordemos que el pecho no es sólo alimento, es consuelo, amor, cariño… Por lo tanto, el hecho de que el niño recurra al pecho en momentos en los que no está hambriento sino por necesidades más de tipo emocional, no sólo es normal sino que es saludable.

En el libro también encontramos un epígrafe donde nos explica qué comer para producir leche materna de calidad. TODAS las madres tienen leche de calidad, independientemente de lo que coman. Para que la “calidad” de la leche de la madre se viera afectada, ésta debería sufrir una desnutrición severa. Y como las autoridades sanitarias no se cansan de recordar una y otra vez, incluso en esas condiciones de desnutrición severa, la leche materna siempre es mejor que cualquier fórmula.

Por lo tanto, considero este epígrafe innecesario y que induce a confusión y contribuye al mito de “es que mi leche era de mala calidad”.

Por último, habla de un destete progresivo de los seis meses al año contrariamente a las indicaciones oficiales de la OMS, asociaciones pediátricas y unicef, que de acuerdo con la evidencia científica recomiendan:

Lactancia materna EXCLUSIVA hasta los seis meses.

Introducción de alimentos (¡introducción!) que complementarán a la leche materna, que seguirá siendo el alimento principal hasta el año.

La lactancia sigue en paralelo con la ingestión de sólidos, y los organismos oficiales recomiendan que como mínimo esta dure dos años. Recordemos que los beneficios de la lactancia (o mejor dicho los riesgos de no lactar) son acumulativos, cuanto más larga sea la lactancia mejor.

En fin. Un libro que en mi opinión tiene muy buenas recetas a las que sin duda recurriré pero que en otros aspectos como véis no me convence, porque al detectar tantas contradicciones me hace sospechar y no tomármelo enserio. 

Por lo que he hablado con otras conocidas todas hemos coincidido en que efectivamente hay afirmaciones del libro que son para dejarlas en cuarentena…

Un abrazo.

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