Sé que el título es llamativo, ¿qué tiene de poético la menstruación?
Vivimos en una sociedad donde todo lo que tiene que ver con la mujer ha sido intervenido, el patriarcado se ha apropiado de nuestros cuerpos a través de la técnica. Poco a poco hemos cedido el control sobre todos los procesos (afectivo, reproductivo, etc.)
La menstruación molesta al patriarcado. Normalmente implica no estar disponible para cuando el hombre desee mantener relaciones sexuales. La menstruación nos recuerda que somos cíclicas, que somos de carne y hueso, no somos lineales como la sociedad pretende: una mujer guapa, siempre dispuesta y accesible.
Incluso las propias mujeres a menudo la vivimos con rechazo. Cada vez más estudios antropológicos plantean que el hecho de vivir la menstruación como algo negativo conlleva que la mujer sienta más dolor y malestar.
Añadámosle el factor cultural. Cuántas veces hemos oído en el trabajo como algún compañero (¡o compañera!) nos pregunte en tono despectivo “¿que estás en esos días o qué?” porque está en desacuerdo con algo que le hemos dicho o nos acusa de estar de mal humor.
Los anuncios de compresas y tampones nos incitan a vivir como si. Como si la regla no existiera. Ponte un tampax y haz tu vida. El último anuncio directamente dice “y ÉL ni lo nota”. El cuerpo femenino al servicio del hombre, no sea que le incomodemos. Las compresas que evitan el olor.
No te dicen que el olor se produce por el contacto de la sangre con la celulosa. No te dicen que utilizar una copa menstrual es más barato porque duran de por vida, más ecológico, lleva menos químicos y olor cero. Además es muy cómoda por lo que me cuentan (a la que vuelva a tener la regla la usaré – es verdad, esto de no tener la regla aún da para otro post).
El caso es que me he topado con esta web de una artista canadiense donde reflexiona acerca de la visión que tiene la sociedad de la menstruación, a través de una serie de imágenes.
Instagram le eliminó una de ellas (la que he adjuntado a este post), precisamente demostrando la idea que ella quería plantear. Está aceptado colgar en la red imágenes donde la mujer aparece totalmente alienada a nivel sexual y se nos presenta como mero objeto sexual, pero una imagen donde una pequeña mancha de sangre revela su humanidad, es inaceptable.
Y no, no es la sangre el problema, porque redes sociales como Facebook o Instagram permiten que se cuelguen contenidos violentos.
Os invito a pasaros por el blog de Rupi Kaur que es pura poesía. Gracias a su lista de reproducción he pasado un rato soñando.
Un abrazo.