Ya sabéis que por abundantes razones no soy fan del establishment médico que se dedica a convertir en patológico lo fisiológico y a trastear desde su infinita ignorancia (a pesar de los tropecientos años que estudian, a veces me pregunto qué les enseñan) con nuestros cuerpos porque… pues porque sí.
Tanto en niños como en niñas existe la dichosa manía de manosearles los genitales.
Los niños parece que lo tienen más crudo en este caso. Tengan o no tengan adherencias ya vienen los ignorantes de turno a decir que hay que bajarle el pellejo para limpiarle el glande, para que la piel se vuelva flexible, etc. En cuanto a las niñas ahora se han sacado de la manga una especie de epidemia de sinequias vulvares (que la abertura es demasiado estrecha, digamos).
En ambos casos muchísimos pediatras y enfermerxs se dedican a forzar el asunto, haciendo herida, a lo bestia, los peques llorando… ¿para qué? Toda esta salvajada sucede habiendo estudios que demuestran que efectivamente es normal y que con la pubertad y las hormonas los tejidos de la zona se vuelven elásticos.
Hasta entonces funcionan para proteger una zona tan vulnerable y lo último que hay que hacer es trastear porque entonces sí que podemos crear un problema de adherencias, callos y resistencias en el tejido y efectivamente acabar con una fimosis provocada, pero no, entonces diremos “ay lo ves, es que de pequeño ya no se le veía el glande”. No, se lo hemos destrozado a base de estirárselo.
Los casos de fimosis o sinequias reales son muy pocos y se suelen confirmar con el tiempo, precisamente porque el chute hormonal de la pubertad no los soluciona.
Y perdonadme, pero ya no me apetece decir lo típico de no todxs lxs pediatras/médicos son iguales, etc. Por supuesto que no, sobra decirlo, pero estoy cansada de la incompetencia generalizada, que sé que existe en todas las ramas y todas las profesiones, pero los profesionales del ámbito sanitario, precisamente porque estudian muchos años y porque tratan con lo más preciado que es la vida y la salud, creo que tienen un deber especial de saber qué leches es lo que están haciendo.
Así que voy a aprovechar este post para predicar en el desierto y pedir a los profesionales, a todos, pertenezcamos a la rama que pertenezcamos, que nos mantengamos actualizados y cuestionemos el por qué de las cosas.
A propósito de este tema os dejo dos artículos indispensables:
Niños: sobre la fimosis fisiológica, el título del post es contundente y esclarecedor: La cola no se toca. Vale mucho la pena leer también los comentarios.
Niñas: qué es una auténtica sinequia vulvar y cómo proceder (por cierto, las sinequias vulvares están vinculadas a los disruptores endocrinos en las toallitas), en este muy buen artículo lo explican todo muy bien.
Moraleja: Las manos quietas. Dejemos a los peques tranquilos.
Un abrazo.